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El origen del nombre se debe a un cacique indígena que habitaba en la zona. Sin embargo también se cuenta que había un río que tenía ese nombre antes que el cacique. Otros hacen un estudio de los vocablos mapuches o araucanos, donde Lil, que podría ser una deformación de Dil, equivale a «roca» o «peñasco». En cuanto a Tan se dice que deriva de Thau, que significa nada menos que «latir». Según estos analistas Tandil significaría «piedra que late» en obvia referencia a la piedra movediza.

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El origen del nombre se debe a un cacique indígena que habitaba en la zona. Sin embargo también se cuenta que había un río que tenía ese nombre antes que el cacique. Otros hacen un estudio de los vocablos mapuches o araucanos, donde Lil, que podría ser una deformación de Dil, equivale a «roca» o «peñasco». En cuanto a Tan se dice que deriva de Thau, que significa nada menos que «latir». Según estos analistas Tandil significaría «piedra que late» en obvia referencia a la piedra movediza.

En el ámbito de la provincia de Buenos Aires, y más específicamente en los sistemas serranos de Ventania y Tandilia, se ubicaban los puelches –Guénaken-, grupo étnico que pertenecía a los aborígenes Tehuelches, que en voz araucana significa “gente del sur”.
Los puelches eran recolectores y cazadores. Más tarde, con la llegada de los españoles, los puelches se sumaron a los pueblos de la pampa, que asolaron a los poblados blancos hasta mediados del siglo XIX.

Doenohayal y Yahati era el nombre de dos caciques que escogieron por sede las avanzadas elevaciones llamadas: de Tandil o Caysu, y el Volcán, donde termina esta montaña. Una tercera parcialidad vive más al norte en «Carayhel» lo que significa: Puelches adherentes a los españoles. De esta parcialidad parte se compuso la reducción fundada por los jesuitas. Los más de ellos eran de estatura elevada y de cuerpo robusto y bien formado. Vivían en toldos de cuero de caballo; no eran muy aficionados a la agricultura, y preferían vivir de la caza.

Era un grupo valeroso en la guerra. Sus armas eran lanzas muy agudas, ensartadas en cañas muy largas. No pocos tenían también espadas, introducidas por el comercio con los españoles, muy útiles para ellos, pero perniciosas para los cristianos.
Las armas más propias de esta gente eran las saetas pequeñas y cortas, de madera dura y venenosas. Además usaban de las bolas, compuestas por dos balas pequeñas de pesada piedra, juntas con una cuerda de toro de unos diez pies de largo, y en las extremidades fuertemente torcida: las usaban con suma habilidad teniendo una de las balas en la mano y vibrando la otra colgada hacia el enemigo; largando la primera, las dos envuelven a la víctima de tal suerte, que atadas las manos y brazos por las dos bolas les hacían imposible la resistencia. En la caza es esa arma la que echada hacia el animal perseguido le envolvía las piernas. Además usaban para protegerse, una especie de escudo de cuero de guanaco, triple y bien labrado, y tan duro que solamente una bala de cañón lo podía penetrar.

Hacia 1770 , el Virrey Juan José de Vértiz envió una expedición al sur que llegó a Tandil y dos años después cruza el cordón orográfico de Tandil y se describe minuciosamente un corral de piedra seca en las inmediaciones del arroyo Chapaleofú, prueba cabal de los asentamientos étnicos.
Producida la Revolución de Mayo en 1810, el Coronel Pedro Andrés García presentó en 1816, un plan de defensa y colonización, insistiendo en el proyecto en 1821. Finalizando ese año, el Gobernador de la Provincia General Martín Rodríguez, realizó una campaña contra el indio, llegando hasta Chapaleofú.

Al año siguiente comisionó al coronel García para llevar a cabo una expedición hasta las Sierras de la Ventana, a fin de parlamentar con los indios, proponerles tratados de paz y apreciar sus fuerzas y recursos. García aconsejó la fundación de dos fuertes: uno en la sierra del Volcán y otro en las laderas de la sierra del Tandil, que abrirían el camino a las comunicaciones con Carmen de Patagones.

Este informe, indudablemente, influyó en la decisión del Gobierno de llevar a cabo la fundación de un fuerte en el Tandil.
El 4 de Abril de 1823 el propio gobernador Brigadier Martín Rodríguez, funda el Fuerte de la Independencia (hoy Tandil). En 1850 se constituyó en Tandil la Primera Comisión Vecinal para asistir al juez de paz.
Las incursiones de los indios por los campos del Tandil y la Lobería se hicieron más frecuentes hacia 1855. En 1865 se demolió el Fuerte, y al año siguiente se propuso la edificación de la Casa Municipal, que debía alojar, a la comisaría y a la cárcel.

En 1873 se realizaron elecciones municipales que fueron ganadas estrechamente por los candidatos extranjeros, entre los que se hallaban el español Ramón Santamarina y los daneses Fugl y Manuel Eygler. Las incursiones esporádicas de indígenas continuaban, para desaparecer recién con la campaña militar del Gral. Roca.

En 1883 se produce la llegada del Ferrocarril a Tandil. A partir de su llegada, la expansión económica fue casi explosiva.

En la década del ’10 se realizan las primeras construcciones públicas y privadas y se construye el Nuevo Palacio Municipal , delineándose también la Plaza Central.

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